La portavoz de la Plataforma Estatal de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución (PAP), Charo Carracedo, ha participado en el programa de RNE DOCUMENTOS, sobre ‘Prostitución y abolicionismo en la II República’.
El reportaje expone la situación con que se encontró el Gobierno de la II República en el momento de su constitución y cómo gestionó el asunto. Se partía de un reglamentarismo que se había justificado en nombre de la salud pública y la moral, pero que en realidad representaba la doble moral que toleraba el abusar de las mujeres sin reparos y dividía a éstas en esposas y putas.
Esta reglamentación, según Carracedo, “sancionaba a las mujeres en prostitución en los aspectos físico y psicológico: se las privaba de derechos deambulatorios, eran detenidas, sometidas a encierros… Había una gran magnitud de actos coercitivos sobre sus cuerpos y libertades”. Algunas eran sometidas a reconocimientos médicos muy violentos.
El control de las instituciones se ejercía de dos formas, explicó:
- Mediante el acotamiento del espacio para el ejercicio de la prostitución: En la Edad Media llamaban ‘mancebías’, y en el siglo XIX ‘casas de tolerancia’ a los establecimientos donde se las confinaba.
- Con la identificación permanente de las mujeres: En la Edad Media debían mostrarse a través de la indumentaria, con unas telas rojas por debajo del vestido (picos pardos), y en el siglo XIX eran obligadas a constar en un registro especial.
El Gobierno republicano decretó en 1935 el fin de la reglamentación vigente y prohibió a la Administración obtener cualquier beneficio económico de la actividad a través de tasas e impuestos. En este momento, a juicio de Carracedo, aparece la idea ya esbozada por Josephine Butler de ‘Estado proxeneta’.
Este primer abolicionismo de Estado se fundamentaba en razones de tipo moral, pero ya supone un cambio cualitativo importante en la consideración de la mujer en prostitución, que pasa de ser pecadora a víctima del sistema. “Por primera vez -señala la portavoz de la PAP- se pone el acento sobre algo tan evidente como la desigualdad social, la pobreza como aliada imprescindible del circuito que alienta la entrada de las mujeres en prostitución”.
Para Carracedo, aunque todavía “el discurso religioso se mantiene, va siendo neutralizado a través del pensamiento feminista e igualitario que coloca a las mujeres prostituidas en posición de reconocimiento. El abolicionismo es la primera intervención jurídica frente al sistema prostitucional, que ni juzga ni reprueba a estas mujeres e inicia un proceso de reconocimiento de sus derechos”.
La prohibición de las ‘casas de tolerancia’ representa asimismo un paso cualitativo importante en el proceso del abolicionismo y “provocó un efecto de desactivación de la actividad”. También en esta época se comenzó a poner el foco en los hombres, que hasta entonces estaban totalmente fuera de la ecuación. El programa abolicionista introducía el ‘delito sanitario’, que ya no era privativo de la prostituta, sino que entendía que cualquier persona, hombre o mujer, podía contagiar y debía abonar una indemnización y el tratamiento médico correspondiente.
Os pasamos el enlace del podcast, para que podáis escuchar el programa.